Los mercados de Navidad o Weihnachtsmärkte se celebran tradicionalmente en Europa Central, especialmente en el sur de Alemania, oeste de Francia, Austria, Luxemburgo, Suiza y República Checa, y tienen su origen en las antiguas ferias medievales que se celebraban durante el adviento en las zonas de habla alemana de esta parte de Europa. Se organizan miles en toda la región, y atraen a millones de visitantes. Algunos de los mercados de Navidad más famosos son los de Estrasburgo, Núremberg, Mulhouse, Frankfurt, Viena, Praga, Múnich o Friburgo, entre otros.
Los mercados de Navidad tienen lugar habitualmente en la plaza mayor de los pueblos y ciudades, y consisten en tenderetes ambulantes que ofrecen deliciosas especialidades de comida y bebida locales, así como objetos de artesanía y decoración. Suelen estar abiertos todos los días alrededor desde las 9 h o 10 h de la mañana hasta las 20 h o 21 h de la tarde, y muchas veces hay actuaciones musicales, así como atracciones para los más pequeños. Pero, de entre toda esta oferta de ocio, ¿cuáles son las cuatro actividades imprescindibles que hay que realizar cuando visitamos un mercado navideño?
1. Probar las delicias locales
Algunas de las especialidades que pueden saborearse durante un viaje por los mercados de Navidad de Centroeuropa son realmente deliciosas. El producto estrella, que se encuentra invariablemente en cualquier mercado navideño, es el Glühwein, una reconfortante bebida hecha con vino tinto caliente especiado con limón, canela, clavo y anís estrellado. Se puede acompañar esta bebida con un Bretzel, típico pan salado en forma de lazo; Christstollen, un pan dulce de pasas cubierto de azúcar, o bien Pfefferkuchen, galletas de jengibre con animadas formas de muñeco, abeto o copo de nieve. Hay también, por supuesto, una amplísima variedad de dulces, chocolates y cafés.
2. Encontrar las mejores decoraciones
Los mercados navideños constan de multitud de casitas que venden una gran variedad de artículos artesanales y tradicionales de todos los estilos y gamas de precios: decoraciones navideñas, arreglos florales, figuras de pesebre, velas e incienso; prendas de moda textil de invierno y accesorios hechos con materiales naturales; artesanía y juguetes, e incluso joyas y objetos ornamentales. Una de las figuras decorativas más características de los mercados de Navidad, y souvenir ideal, es el cascanueces o Nussknacker, que representa al héroe del cuento de Hoffmann inmortalizado también por Chaikovski en su célebre ballet: un soldado vestido con uniforme de colores vivos que se enfrentó al rey de los ratones.
3. Disfrutar de la luz y la música
Uno de los mayores atractivos de los mercados de Navidad es la iluminación: magníficos abetos decorados como árboles navideños y plazas y edificios que relucen con miles de bombillas o velas. La llegada de la oscuridad a primera hora de la tarde en contraste con los espléndidos juegos de luces provoca un entrañable espectáculo navideño digno de ser retenido en la retina y en los álbumes de fotos de los mejores recuerdos. Por otro lado, es habitual que por la tarde o al anochecer en los mercados de Navidad tengan lugar conciertos en directo de música de adviento, donde cantantes famosos se alternan con bandas de viento, corales infantiles o adultas y grupos vocales. El repertorio de estas actuaciones musicales suele incluir bonitos villancicos tradicionales, así como adaptaciones de canciones actuales.
4. Vivir las tradiciones
Finalmente, uno de los alicientes de los mercados navideños es adentrarse en las curiosidades y tradiciones típicas de la zona, bien arraigadas en el folklore centroeuropeo de estas fechas. Es esencial ver al Krampus, un terrorífico personaje tradicional de los Alpes que acompaña a San Nicolás y que es el encargado de repartir castigos a los niños que han sido malos durante el año. En el extremo contrario se encuentra el Christkind, una representación del Niño Jesús en forma de adorable ángel vestido con túnica que trae regalos el día 24 de diciembre. Los más pequeños disfrutarán también con la presencia de atracciones de feria, pistas de hielo para patinaje, talleres infantiles, o la posibilidad de darle una carta al ayudante del Christkind, el equivalente a nuestros pajes de los Reyes de Oriente.
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