Chile ofrece una magia peculiar que lo convierte en una destinación especial: del desértico norte a los glaciares del sur, pasando por vibrantes capitales como Santiago y Valparaíso e incluyendo sus más de 3.600 islas. Viajar a Chile es encontrarnos con una preciada joya de múltiples caras.
Chile es un país fácil, amable y con una proximidad cultural que siempre es de agradecer cuando viajamos lejos. Pero si necesitas tres espectaculares razones por las que se te haga imprescindible viajar a Chile, aquí te las damos. ¡Seguro que no te arrepientes!
1. Atacama: el desierto más seco del mundo
Con una superficie de 105.000 kilómetros cuadrados, y situado en el norte del país, el desierto de Atacama es considerado el desierto más seco del mundo, ya que las precipitaciones en este lugar del mundo son extremadamente escasas: puede pasar décadas sin recibir ni una sola gota de lluvia. Factores climáticos, como las altas temperaturas y los fuertes vientos, y geológicos, como las altas concentraciones de sal dado su origen como lecho marino, hacen de Atacama un lugar inhóspito que, pese a todo, fascina por su insólita belleza y es uno de los grandes atractivos naturales de Chile.
Tomando el encantador pueblo de San Pedro de Atacama como campamento base para explorar el terreno, si visitas el desierto de Atacama verás maravillas como el Valle de la Luna y el Valle de la Muerte, de una belleza árida y cautivadora, los géiseres de El Tatio, el tercer campo de géiseres más grande del mundo, o la Laguna Chaxa y sus fascinantes flamencos. También podrás disfrutar viendo las estrellas de uno de los cielos más claros del mundo con una excursión astronómica por la noche.
2. Torres del Paine: naturaleza en estado puro
Al sur de Chile, donde la Patagonia se encuentra con las tierras del Antártico, se sitúa el espectacular Parque Nacional de las Torres del Paine, un auténtico paraíso para los aficionados al trekking, el montañismo y la escalada. El parque de las Torres del Paine contiene más de 1.800 kilómetros cuadrados de montañas, valles, ríos, lagos y glaciares, y una fauna y flora únicas en el mundo, distribuidas en cuatro ecosistemas diferentes: meseta, bosque magallánico (selva húmeda fría), estepa y desierto.
El atractivo escénico de las Torres del Paine y su agreste geografía lo hacen idóneo para los amantes de la ecología y los deportes de aventura, y es considerado uno de los mejores entornes naturales de Sudamérica para disfrutar del senderismo y de la naturaleza. El pintoresco pueblo de Puerto Natales es la puerta de entrada al parque y desde allí parten la mayoría de las rutas, que duran entre cuatro y ocho días y te permitirán adentrarte en este imponente rincón de indómita naturaleza austral.
3. Rapa Nui: los misteriosos ‘moái’
Rapa Nui, anteriormente llamada Isla de Pascua, tiene la particularidad de ser el punto habitado de la tierra más alejado de otro, ya que se sitúa en pleno Océano Pacífico a más de 2.000 kilómetros del asentamiento humano más cercano, y a 3.500 de la costa chilena. Pero si por alguna razón Rapa Nui resulta excepcional, es por sus enigmáticos moái, una de las maravillas de Chile. Los moái son esculturas gigantes de roca volcánica que tienen forma de cara humana con un gesto entre orgulloso y severo.
A pesar de tener una altura de hasta 10 metros y un peso de hasta 86 toneladas, los moái eran tallados de una sola pieza y se trasladaban con medios que hoy resultan desconocidos. Construidos por la población de origen polinesio entre los siglos ix y xvi, su origen y significado continúan siendo un misterio, aunque se dice que podrían ser representaciones de los antepasados difuntos, además de símbolos de autoridad y poder. Haz una ruta por el millar de estatuas que se encuentran actualmente en toda la Isla de Pascua, distribuidas especialmente en su litoral, y siente la magnética fascinación que todavía ejercen.
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