La esencia de todo viaje es dejar atrás la rutina de nuestro día a día y abrir la puerta a realidades lejanas, ampliar nuestra mente y conocer mundos fascinantes y desconocidos. Esto se hace especialmente patente cuando elegimos una destinación tan atractiva como el Sureste asiático: exotismo, aventura, culturas diferentes, arquitecturas insólitas y paisajes increíbles.
En general, el Sureste asiático es una destinación tranquila, económica y muy bien adaptada al turismo, especialmente el que huye de los circuitos de masas y busca la naturaleza en estado virgen, la autenticidad del contacto con la población local y el patrimonio cultural más singular. La gente es extraordinariamente amable, y la comida suele ser picante pero muy sana y sabrosa. La climatología, si bien siempre húmeda y calurosa, es habitualmente más lluviosa entre junio y octubre.
Ahora bien, esta región geopolítica tiene 5 millones de kilómetros cuadrados y una población de más de 580 millones de habitantes y, por lo tanto, ofrece una diversidad de destinos casi inabarcable. ¿Cuáles son los países más turísticos? ¿Cuáles son los más auténticos? ¿Qué podemos ver en cada lugar? Veamos unas claves generales para que te puedas hacer una idea de qué visitar si quieres hacer un itinerario por el Sureste asiático.
Tailandia, el destino estrella
La manera más fácil de planear una primera aproximación a la región es empezar por Tailandia, uno de los países más desarrollados de su entorno, y acostumbrado desde hace décadas a recibir turistas de todo el mundo. Bangkok, considerada la mayor metrópolis del Sureste asiático, ofrece atractivos como el impresionante Templo del Buda Reclinado, el Gran Palacio Real o el bullicioso mercado de Chatuchak, uno de los más grandes del mundo. Al sur, islas paradisíacas como Phi Phi o Phuket aglutinan una oferta turística internacional, mientras que el norte del país, montañoso y más tranquilo, es ideal para hacer trekking en familia con elefantes o descubrir los increíbles templos de Chiang Mai.
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Vietnam, el dinamismo de Indochina
El país más dinámico de todo el Sureste asiático es sin duda Vietnam. Un viaje por este vibrante país en continuo crecimiento te permitirá combinar los oníricos paisajes de la Bahía de Ha Long, de playas cristalinas e islotes de altas rocas coronadas por bosques tropicales, con caóticas pero fascinantes megaurbes como Ciudad Ho Chi Minh o Hanoi. También podrás hacer senderismo por los ondulantes arrozales distribuidos en terraza en Sapa, visitar la elegante y seductora ciudad de Huê, antigua capital del país, o conocer de cerca un trozo de historia capital del siglo xx recorriendo los escenarios de la famosa guerra del país.
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Camboya, la huella de los jemeres
En ningún lado como en Angkor Wat podrás emular la emoción de sentirte Indiana Jones por un día: los fascinantes restos de una antigua civilización perdida, ciudad sagrada del antiguo imperio jemer, cubierta por la selva todavía en parte y habitada por monjes budistas que velan por el mantenimiento de sus magníficos edificios, estatuas y relieves esculpidos que explican leyendas divinas. Ciudades como Siem Reap o la bulliciosa capital Phnom Penh, que conserva todavía preciosos templos, una amplia colección de edificios coloniales y un interesante museo sobre el temible régimen de los jemeres rojos, te permitirán saborear también el encanto urbano de “la perla del Sureste asiático”.
Laos, serenidad natural
Relativamente aislado de la influencia exterior hasta épocas recientes, viajar a Laos es trasladarse a un país donde el tiempo fluctúa lentamente, al ritmo de las aguas del Mekong, y donde la naturaleza es la protagonista, acompañada siempre de la perenne sonrisa de sus habitantes. Trekkings por una de las selvas monzónicas mejor conservadas del mundo en Luang Namtha; rutas en moto por las cascadas y cafetales de la meseta de Bolaven; el encanto colonial y la fascinante religiosidad que se vive en Luang Prabang, y la calma subtropical de las 4.000 islas fluviales de Si Phan Don te permitirán tomar el pulso del país más tranquilo, y también posiblemente el más auténtico, del Sureste asiático.
Myanmar, esplendor budista
La antigua Birmania, la tierra de las pagodas doradas, es un país recientemente abierto a la democracia que ofrece algunas de las experiencias más emocionantes del Sureste asiático. Únicamente allí podrás observar desde un globo los más de dos mil templos de Bagan, o sumergirte en la paz y tradición rural del entorno natural del lago Inle. La ciudad más importante de Myanmar, Yangon (antigua Rangún), cuenta con el majestuoso recinto de templos de Shwedagon, mientras que Mandalay, la abierta y amable antigua capital, es la sede del último Palacio Real birmano. Las remotas islas del archipiélago Myeik, todavía casi vírgenes, proporcionan a sus escasos visitantes un retiro con playas blancas desiertas de aguas cristalinas.
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Indonesia, paraíso natural de 17.000 islas
El destino más exótico, más diverso y más alejado de los circuitos del turismo es sin duda Indonesia, un país formado por 17.000 islas, 8.000 de las cuales están deshabitadas y donde se hablan más de 300 lenguas. Es difícil resumir qué podemos encontrar en un territorio tan extenso y variado, que es además el país musulmán más poblado del mundo, pero algunos de los lugares imprescindibles en una visita a Indonesia son Bali, la joya del turismo del país; Yakarta, la moderna, cosmopolita y multiétnica capital; las islas Gili, paraíso de aguas turquesa; Papúa y su desbordante patrimonio natural; los dragones de Komodo; los volcanes de Sumatra; los orangutanes de Borneo... Indonesia es una auténtica e inagotable maravilla natural del Sureste asiático por descubrir.
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